La más elevada, así como la más baja forma de crítica es una forma de autobiografía. OSCAR WILDE

VIVA CARL




¡VIVA CARL!




Le he visto escribir una historia secreta sobre Muybridge, galopando sobre su idea del movimiento. Aparentemente, sus sueños se repiten, pero imperceptiblemente generan un eco que lleva al silencio. Él sabe que lo inmóvil es lo inmortal, que el orden es una venganza contra la naturaleza. Muybridge, en la historia escondida en cubículos, perseguía a un hombre que iba a matar a su mujer. En cada artista hay un asesino un potencia, una tendencia criminal descontrolada. Carl André hablaba con una copa de vino en las manos, con su pinta de satanista irredento, aprovechándose de algún documentalista inmoral que creía estar grabando al mismo Aristóteles. Bajo sus palabras exactas, fuera de su mente geométrica, Carl era algo así más parecido a Sócrates de lo que su mujer imaginaba. Su novia, una cubana feminista que hacía performances horripilantes, cayó una noche por la ventana de su apartamento y hoy, aún nadie sabe la causa. Los vecinos confesaron a la policía que antes de la caída, habían oído a Carl hablar de Muybridge, de su historia, del hombre que se acercaba en taxi hacia su casa para matar a una mujer. 

SETENTA MIL METROS




SETENTA MIL METROS
(parques mentales)




La diversión no tiene límites, sobretodo cuando una lechuza se te posa en las nubes, justo cuando atraviesas sus manos. Los macacos van a conquistar el mundo, coronados con sus yelmos, disfrutando de toda la superficialidad humana. Nadie nota la mutación, pues son monos hábiles que andan a cuatro patas, hartos de paleontólogos y reyes. Se están comiendo vuestros sesos con carbonara, sin que nadie se percate, explorando la selva a machetazos, tirándose pedos en los nidos de las palmeras, para que los cocos, en vez de semen, den de una vez leche de cabra. Los macacos son así, andan a través de túneles y guillotinan a Luis XVI cada mañana. Sin avisar, se te meten en el desayuno o en la cama y te hacen cosquillas en los sobacos y se pierden por tus venas sólo por entretenerse; han entendido que el espectáculo es la vía más sencilla para acabar con la raza humana. Están recolectando calaveras para hacerse un telescopio y ver cada poro de tu piel, para transformarlo e hipnotizarte. Son crueles, brutales y risueños. Apenas comprenden la misericordia. Confunden unas formas con otras y las retuercen de una manera exacta hasta que el arcoiris se queda mudo y ya nadie lo entiende. Han robado los tesoros del color y ahora los utilizan a su gusto; en sueños, gritan sin parar que se comen tu corazón y persisten en el sentimiento de triunfar de forma subterránea. No es fácil detectarlos pues son como un virus en el estómago; la gente compra píldoras para aturdirlos, pero lo único que hacen es enfadarlos más aún; son terribles cuando entran en cólera y usan las caracolas para escuchar al futuro. Nadie se imagina su violencia silenciosa, su obsesión por la figuras, su lucha encarnizada contra todo lo humano. Comen bíblias en el almuerzo y coranes para desayunar; de hecho, hay quien dice que son capaces de zamparse una enciclopedia completa de botánica y ornitología con una digestión perfecta. Tienen un mapa hecho de agua donde apuntan su siguiente paso. No se conocen sus verdaderas intenciones, pero si te fijas en los detalles, empezarás a ver que todo está empezando a cambiar como si un siglo fantástico estuviera apunto de explotarte en la cara, tal que un enorme pastel de cumpleaños con una puta preparada para dar la sorpresa.









ÁRBOL: GALACTOPOIÉTICA DE LA PRESENCIA





ÁRBOL: GALACTOPOIÉTICA 
DE LA PRESENCIA




La oscuridad hace regalos sin compromiso. Un regalo hecho sin interés es todo un sacrificio y un sacrificio es una forma de creación. Ciertas estructuras se erigen violentamente desde lo más profundo del magma, floreciendo en las sombras, cuando las esferas de luz flotan en la gravedad. Cada una de esas esferas comprende una cantidad tal de puntos que, si intentásemos calcular su densidad o su número, sólo daríamos pasos hacia atrás. La materia oscura nunca podrá ser entendida hasta que se parta de su verdadero origen: los árboles llevan muchos más siglos aquí que cualquier ser que se precie. Debido a su experiencia (aunque ellos mismos la niegan) han desarrollado una pericia fuera de lo común y cuando abren los ojos, derraman oscuridad. Ciertamente la oscuridad es distinta a la luz, pero no es su contrario sino su igual, brillando en otra dimensión. Sé que el escepticismo ronda a las ideas, desmontando este tipo de explicaciones: esto no es una teoría, sino un experimento de consecuencias aún incalculables. Cada árbol es una ausencia resuelta por la noche, el eslabón de una cadena irrompible que no para de crecer. Un árbol sólo tiene una función en su existencia: ocupar el máximo lugar posible de la manera más óptima. Por ello, cada árbol es un intento sublime de perfección, de invasión masiva de la materia con una intención estética y transformadora. Toda la oscuridad que se genera al abrirse los ojos de un bosque, ciega al día y pone en duda al sol; si no hubiese árboles, no podría haber misterio y todo se agotaría bajo rayos ultravioleta. Dicen que a veces recibimos rayos que vienen de galaxias infinitas, de otros universos incluso, pero que no podemos percibirlas por que no somos árboles. Quizá esta pequeña nota no aclare nada, pero cuando uno se pierde en un bosque invadido de esferas plateadas que flotan como nubes, iluminando construcciones y presencias a las que podríamos llamar árboles, uno se plantea de qué está compuesta la oscuridad, a qué imita, por qué no podemos verla con nuestros ojos tridimensionales.










ALLISWOOD





ALLISWOOD






Existe un lugar que apenas se podría imaginar, pero que existe; es aparentemente normal, con todo lo que eso conlleva. Está situado en un asentamiento fijo entre el famoso Triángulo de las Bermudas y el caudaloso Río Ganges; otros dicen que se encuentra en cierta planicie africana del Himalaya. Allí, las cosas son sometidas por la luz y la oscuridad, por el caos y el orden, por el interior y el exterior. Prácticamente es idéntico a cualquier otro territorio, excepto por ciertas salvedades:

1. La fama no existe.
2. Nadie se atreve a mentir.
3. Nadie pretende ser feliz.
4. Nadie se considera enamorado
5. Nadie quiere entender el mecanismo del conocimiento.
6. Nadie se aburre y menos en soledad.
7. No existen los conjuntos.
8. Nada se repite con demasiada frecuencia.
9. El egocentrismo es considerado como una enfermedad terminal.
10. La ciencia está desterrada y se la considera indeseable.
11. La razón como poder es algo inconcebible.
12. Todas las artes se han fusionado en una sola disciplina.
13. La vida en sí misma es considerada como algo insólito e irrepetible.
14. Existen dignos oficios como el de respirador, el de paseante o el de santo bebedor.
15. Sólo se conservan libros proféticos, películas poéticas, cuadros hermosos, esculturas de geometría clarividente, melodías sencillas y palabras justas.
16. La risa es uno de los deportes de masas.
17. El sexo ha sustituido a todo tipo de medicamentos depresivos y alienadores.
18. Un viaje y una aventura son obligatorios cada tres meses.
19. La política se ha extinguido por sí misma (arrastrando en su disolución a los medios, la tecnología y  el gremio bursátil; de hecho, se ha demostrado que la bolsa no era más que una absurda falacia, generadora de aquello que en la Universidad de Harvard se llegó a definir como negative energy). En general se sigue la vieja máxima de: mínimo de estado, máximo de persona. De hecho, la democracia ha sido demolida para dar paso a la valentía, incluso para los cobardes.
20. En Alliswood se puede estar solo, tener sueños y disfrutar del silencio; de hecho, este último ha sustituido al ruido como tónica general. Se cambió uno por otro, ya que se descubrió que el segundo, sólo provocaba miedo e inseguridad en las personas.
21. Se ha reducido la catalogación de las edades a dos únicas categorías; niños y viejos.
22. La mujer a vuelto a ser una mujer. El hombre ha vuelto a ser un hombre; se ha recobrado la distinción entre estos dos preciados géneros.
23. La fascinación, la contemplación, el baile, las canciones, los conjuros, los brebajes y las pociones constituyen costumbres habituales en los habitantes de Alliswood. 










EL HOMBRE MÁS FUERTE DEL MUNDO




EL HOMBRE MÁS
 FUERTE DEL MUNDO





No es cuestión de músculos, ni siquiera de destreza. Hay una facultad mayor sobre las demás que ofrece oportunidades incluso inverosímiles. Dicha facultad es casi un juego que nos empuja a la cuarta dimensión o sea, a la dimensión asimétrica de las apariencias, a un estado mental donde las problemáticas se solucionan por sí mismas. Los cambios son casi irrisorios y la mayoría pasa de largo sin apreciar los beneficios de una revelación concreta. Lo tenemos delante pero nos empreñamos en no ver la geometría del desorden acentuada por un detalle que crea el milagro. Los verdaderos poetas de la historia han demostrado que, aplicando la facultad que se reivindica a la pasión y a la supervivencia, los resultados son sobresalientes. El mundo cambia de sentido y vira, en ocasiones, de forma opuesta cuando sucede. Cuando una persona se desvela en la cama en medio de la noche, no es producido por el efecto de un sueño, sino del acontecimiento de una oposición. Las oposiciones son milagros secretos realizados sin permiso de la naturaleza. A nuestro alrededor, lo natural se hace más y más inerte, pero olvidamos que incluso las piedras sufren cuando explota la montaña. El viraje se ha decidido ha existir a través de ciertas manos, ejecutado a partir de esa facultad mágica e irreverente de no conformarse con las apariencias, con la simple gravedad, con el oxígeno o la escandalosa sangre. No hay nada más hermoso que descubrir las posibilidades ocultas que esconde la existencia, las máscaras grotescas de la materia, los camaleones agazapados entre la basura, los búnkers de la felicidad eterna, abandonados por la repetitiva llamada de la carne y lo superfluo. La potencia sigue encendida en el interruptor hasta que el dedo la apriete y genere el flujo de conciencia que viaja más rápido que el cometa que viaja hacia el confín del cosmos. Lo más potente no depende de la musculatura, de las repeticiones, de lo brutal; la potencia nace y nacerá de lo sencillo que se dirige a lo profundo, de lo solitario haciéndose generoso, del espíritu revolviéndose en el fango; todo hecho vinculado al ingenio se transforma en una ficción de la inalcanzable verdad.



EL COCINERO




EL COCINERO








La realidad funciona a través de una química muy determinada. Voy a usar ciertos ingredientes para consolidar el menú: paciencia, mimo y fuego alto. Las llamas empiezan a hacer bullir el agua, la tierra espera en el plato, el aire se condensa en los ojos y el fuego rodea las ilusiones. En el diccionario ya no quedan elementos posesivos, sólo distancias, espacios, movimientos. Todo el grueso va moliendo la fe hasta transformarla en un insignificante polvillo dorado que cualquier brisa derrotaría, pero es tan hermoso que mientras se conserve unido, brillará. Al margen del sabor resultante, lo obtenido tiene como meta trasladar el ánimo y la alegría a aquellos que lo ingieran. Remuevo el veneno hasta hacerlo comestible, hasta que todos sus efectos emerjan a flor de piel. Ahora está listo, el pan de oro se repliega sobre la porcelana, adoptando una forma inesperada, difícil, casi incomprensible, pero absoluta. Puede que no se trate más que de un gramo alquímico que nos ayude a comprender la inmortalidad o la alegría, pues la alegría anuncia siempre que la vida ha triunfado. Cuanto más bueno esté el alimento, más profunda será la alegría.







FUGA DE NICHO




FUGA DE NICHO






La muerte es una forma especial de geometría, una medida de las cosas que llena y vacía el espacio, compensando la materia. Los cementerios son una suerte de laberintos que aglutinan todo el pasado en forma de volúmenes. Los epitafios configuran un código imposible de descifrar, un tránsito entre fechas donde ocurren innumerables realidades. Excepto el Día de los Muertos, los cementerios se mantienen vacíos de visitantes, abandonados por una civilización que ha dado la espalda al hecho más incuestionable de la existencia. Para eludir la idea de la muerte, le construyen un templo; para olvidarse de ella, erigen una construcción, una caja estanco donde guardar elefantes blancos. Todo cadáver es el recuerdo de un aliento, es un problema sin resolver. Para dirimir la cuestión, los hombres han creado una geometría exacta que maquilla el recuerdo. Pero el recuerdo finalmente es una bagatela que nosotros mismo inventamos; la memoria es una falsificación los deseos. Cada cadáver es un deseo a punto de fugarse, una idea que no quiere ser sepultada. Yo he dormido en una tumba durante el curso de una luna y he podido escuchar a los muertos; todos quieren marcharse. La geometría no es suficiente para morir eternamente. La estructura no puede contener al espíritu. Al mundo le han robado su más preciada substancia y los muertos quieren resucitar para recuperarla; pronto, la demanda espiritual será masiva y todos los desiertos serán conquistados por esqueletos portadores del hueso de la inteligencia. La belleza volverá a triunfar en el mundo y la historia universal por fin, tendrá un sentido recto.









LOS MANDOS DEL UNIVERSO





LOS MANDOS DEL UNIVERSO






Hay que despegar de la tierra, hay que encontrar ese delirio que nos haga rebotar sin retorno, como si fuéramos un bóomerang sin miedo que nos partiera la cabeza por la mitad. Hay que acercarse a escuchar a esa herida que nos habla del viaje hacia la noche sin fin, al gesto indiscutible de nuestro valor, surcando la locura sin respirar, serenamente, lanzando el pensamiento hacia otro lado, ingiriendo primaveras como locos para posicionarnos de tal forma que sea inevitable el despegue. ¿Adónde vamos? Allá fuera existe un lugar donde todo se ordena de nuevo, donde podremos encontrar el alivio de la belleza. Las apariencias son el fenómeno más confuso que ha creado la mente humana, un invento más del lenguaje, un uso equivocado de la palabra. Para iniciar este viaje debemos agarrarnos a los mandos de la máquina más profunda que conozcamos, a lo más indiferente que nos rete. ¡Agarradlo! La cosa más insulsa tiene todas las respuestas, el objeto más inerte es el que nos llevará más lejos; lo insignificante se enfrenta diariamente con éxito a la naturaleza. Nuestra incomprensión es extraña para las cosas. Lo más vulgar brilla a través del universo y permite una puerta de cuatro dimensiones para alcanzar ese lugar donde reside el orden de las ideas, de las formas; ese dominó infinito sólo se encenderá si decidimos despertarlo. A nuestro alrededor existen los individuos más prodigiosos del cosmos: silenciosos, desconocidos, innumerables. La máquina se carga con azar y necesidad pura; estamos obligados a escapar hacia ese mundo que nos espera, ese mundo dentro de otro mayor que hemos inventado para vivir. El cielo es de fuego, como decía Zenón y nosotros hemos decidido atravesarlo. El orden de las apariencias está a punto de tambalearse, de caer, los cíclopes esnifarán sus ojos, pues no hay nada mejor que disponerse a atravesar el aire y hacer que los plátanos generen música angelical. Seremos proyectiles que irán donde quieran, que abrirán todos los corazones; seremos sermones sin lenguaje, destruiremos los deseos y las voluntades para sólo ser virutas láser de ánimo incombustible, libros ardientes sin adjetivos ni adverbios; acribillaremos los ojos de las confusas apariencias y fundaremos jardines llenos de palmeras.










APOLOGÍA DEL NATURALISMO MENTAL




APOLOGÍA 
DEL NATURALISMO MENTAL






El hombre primitivo es el hombre del espíritu verdadero, experto hacedor de imágenes irreales, vivientes, respirantes; cuando pintan sus trazos naturalistas, no están representando el mundo de las apariencias, sino una forma interior que proyecta una profecía, anticipándose al tiempo, adivinando una experiencia desconocida; antes todos éramos magos. Ellos no tenían religión ni palabras; eran cazadores y vividores sin mañana; el futuro aún estaba sin resolver. La imagen que dibujaban era el vínculo esencial con ese mundo de lo real que todo espíritu percibe con insistencia. La naturaleza de cualquier imagen es altamente irracional e impura y ahí, exactamente ahí, es donde la esencia se hace carne, donde al contemplar, volvemos a respirar y a sentir palpitar a ese músculo al que se le han atribuido tantas cosas que son mentira. Ellos no se engañaban ni engañaban a los demás, por eso era un mundo puro; ellos poseían los primeros ojos que vieron el fuego, la primera mirada que vio la luna. En sus imágenes y en su relación con el mundo se encuentra la clave de su secreto, de su profunda fe en la existencia. Trazaban formas con vida propia, como sentimientos emergiendo del corazón, delfines fluorescentes pintados con sangre de vísceras, batallas sin luchar inventando su sino. La manduca era la única ley y la supervivencia la religión; no hemos cambiado demasiado. La mayor diferencia es que ellos escribían su propia historia con un lenguaje liberado de categorías y silogismos, un lenguaje sencillo compuesto de gritos y canciones, de trazos e ilusiones degeneradas. Eran bárbaros a nuestros ojos, pues somos ciegos; nuestras impresiones no son completas, ya lo decía Kant -aunque no lo decía todo, pues no hablaba de sus miserias ni de sus miedos; nunca admitió que intentó buscar la verdad a partir de un lenguaje insuficiente y erróneo-. Los primeros naturalistas inscribieron sus pasos sobre la tierra para demostrarnos lo que somos en verdad; un paisaje lleno de misterios, lleno de belleza.










COMER ALUMINIO...





COMER ALUMINIO NO ES IRRACIONAL 
SI MI DESEO ES COMER ALUMINIO






Puedo estar mirando la oscuridad despierto con los brazos cruzados, sin cansarme durante horas, intentando encontrar el agujero por el que se desvanece el universo. Puedo estar durante horas repitiendo en la oscuridad, sin recordar nada, pensando en lo imposible de encontrar ese punto, recogiendo y estirando el cuerpo. Puedo intentar memorizar esta oscuridad para repetirla sin parar, paseando sonámbulo sobre una galaxia inexistente, donde no se vea nada, mientras todo duerma. Puedo intentar ser una galaxia sin brazos que mira la oscuridad, buscando la postura perfecta para desvanecerse con los brazos cruzados, aguantando la respiración. Puedo ver en la oscuridad un universo sonámbulo que no logra dormirse y que mira la oscuridad, intentando memorizar algo que no se ve. Puedo seguir a un desierto en la oscuridad durante horas con los brazos cruzados mientras todos duermen, sin hacer ruido, repitiéndome a mí mismo que el mundo que creemos conocer es una mera ilusión.





EL GESTO





EL GESTO







Una distancia inmensa está contenida en un universo diminuto. El recorrerla precisa de un gesto inmóvil que se sucede de forma doble. Hay dos hombres que intentan hacer lo mismo, siendo el mismo; la única diferencia es su posición. El principio y el final son representados como dos instantes ambiguos de ese cosmos que sucede en un solo gesto, en un lugar perdido, silencioso y libre. La libertad depende de que exista ese gesto y de que ese hombre lo termine a través de su voluntad. La voluntad es como un insignificante pensamiento que libera del dolor y que parte la cabeza en dos como si fuese un coco, dispuesta a seducir la materia de la manera más simple. Hay dos hombres y hay dos puertas, pues hay dos momentos por los que un animal debe pasar; dos umbrales que se continúan el uno en el otro, creando una serie sin término que se hace infinita, un movimiento que habla de lo que nuestro pensamiento no alcanza a comprender. Así como la certeza del reino del legendario rey Arturo fue simbolizado con el ligero toque de una espada, cualquier otro universo puede nacer de la misma manera, cualquier reino puede ser bendecido y potencialmente eterno, a través del gesto; todo mundo real es mental. Todas las ventanas están abiertas, todas las puertas preparadas. El hombre, en sus dos momentos, tiene en su mano el privilegio de engendrar realidad y bendecir un hijo secreto.