La más elevada, así como la más baja forma de crítica es una forma de autobiografía. OSCAR WILDE

APOLOGÍA DEL NATURALISMO MENTAL




APOLOGÍA 
DEL NATURALISMO MENTAL






El hombre primitivo es el hombre del espíritu verdadero, experto hacedor de imágenes irreales, vivientes, respirantes; cuando pintan sus trazos naturalistas, no están representando el mundo de las apariencias, sino una forma interior que proyecta una profecía, anticipándose al tiempo, adivinando una experiencia desconocida; antes todos éramos magos. Ellos no tenían religión ni palabras; eran cazadores y vividores sin mañana; el futuro aún estaba sin resolver. La imagen que dibujaban era el vínculo esencial con ese mundo de lo real que todo espíritu percibe con insistencia. La naturaleza de cualquier imagen es altamente irracional e impura y ahí, exactamente ahí, es donde la esencia se hace carne, donde al contemplar, volvemos a respirar y a sentir palpitar a ese músculo al que se le han atribuido tantas cosas que son mentira. Ellos no se engañaban ni engañaban a los demás, por eso era un mundo puro; ellos poseían los primeros ojos que vieron el fuego, la primera mirada que vio la luna. En sus imágenes y en su relación con el mundo se encuentra la clave de su secreto, de su profunda fe en la existencia. Trazaban formas con vida propia, como sentimientos emergiendo del corazón, delfines fluorescentes pintados con sangre de vísceras, batallas sin luchar inventando su sino. La manduca era la única ley y la supervivencia la religión; no hemos cambiado demasiado. La mayor diferencia es que ellos escribían su propia historia con un lenguaje liberado de categorías y silogismos, un lenguaje sencillo compuesto de gritos y canciones, de trazos e ilusiones degeneradas. Eran bárbaros a nuestros ojos, pues somos ciegos; nuestras impresiones no son completas, ya lo decía Kant -aunque no lo decía todo, pues no hablaba de sus miserias ni de sus miedos; nunca admitió que intentó buscar la verdad a partir de un lenguaje insuficiente y erróneo-. Los primeros naturalistas inscribieron sus pasos sobre la tierra para demostrarnos lo que somos en verdad; un paisaje lleno de misterios, lleno de belleza.