La más elevada, así como la más baja forma de crítica es una forma de autobiografía. OSCAR WILDE

PROSUS HORLARES





PROSUS 
HORLARES




La acuarela es hermosa por sí misma, va donde quiere. El papel es un territorio poroso lleno de trampas, donde ella, ingenua e inocente, se cuela, dejando el rastro de su belleza. La acuarela es un río que es todos los ríos, un flujo de existencia que construye visiones. Su poder es un ojo líquido que acaba permaneciendo tan duro como una roca, tan verdadero como una piedra. Los colores conquistan sus rutas y las hacen eternas si se les da la obligada libertad de acción que todos los seres pretenden por voluntad original. Las manchas piensan a su manera y si se las genera libres, pueden llegar a inventar un mundo propio, una mente autónoma que revela un conocimiento distinto y único.








Se llama Prosus Horlares (ficciones llamadas así por su posición) a aquello que ocurre y que no podrá -aunque queramos- temer a los que bajan normalmente de un pues o un tal; expresan su A, B, C. Imitan la llamección plana de llamarse por su nombre y esto les pierde, digamos, en sados de playa y en cortes nadir, sobretodo al fornicar de dos en dos, de ano en ano, por ejemplo: R, K, F. Prosus Horlares es una situación que pone a prueba a cualquiera y una protesta perpendicular plena; es un movimiento que inyectaría a cualquiera su lección o para todo P, prometería la venida vertintal, P(v), exactamente sin abandonar posiciones, redireccionando dicha lección aprendida e inventando otra nueva y más emocionante. 




R. N.