La más elevada, así como la más baja forma de crítica es una forma de autobiografía. OSCAR WILDE

EL GESTO





EL GESTO







Una distancia inmensa está contenida en un universo diminuto. El recorrerla precisa de un gesto inmóvil que se sucede de forma doble. Hay dos hombres que intentan hacer lo mismo, siendo el mismo; la única diferencia es su posición. El principio y el final son representados como dos instantes ambiguos de ese cosmos que sucede en un solo gesto, en un lugar perdido, silencioso y libre. La libertad depende de que exista ese gesto y de que ese hombre lo termine a través de su voluntad. La voluntad es como un insignificante pensamiento que libera del dolor y que parte la cabeza en dos como si fuese un coco, dispuesta a seducir la materia de la manera más simple. Hay dos hombres y hay dos puertas, pues hay dos momentos por los que un animal debe pasar; dos umbrales que se continúan el uno en el otro, creando una serie sin término que se hace infinita, un movimiento que habla de lo que nuestro pensamiento no alcanza a comprender. Así como la certeza del reino del legendario rey Arturo fue simbolizado con el ligero toque de una espada, cualquier otro universo puede nacer de la misma manera, cualquier reino puede ser bendecido y potencialmente eterno, a través del gesto; todo mundo real es mental. Todas las ventanas están abiertas, todas las puertas preparadas. El hombre, en sus dos momentos, tiene en su mano el privilegio de engendrar realidad y bendecir un hijo secreto.