La más elevada, así como la más baja forma de crítica es una forma de autobiografía. OSCAR WILDE

SENSACIÓN DE VIVIR






SENSACIÓN 
DE VIVIR





Dice el caballero Tristam Shandy, que a todos los efectos, un ojo viene a ser lo más parecido a un cañón. Cuando la mirada se rige por la simpatía hacia las cosas, el ojo adquiere una capacidad nueva para penetrar en ellas y conseguir transformarlas. El ojo es una bala que atraviesa la materia, surcando la afinidad del mundo, intentando entender los rasgos que nos unen con las sensaciones y los sentimientos. Dichas invisibilidades son la materia oscura que nos hace avanzar o retroceder, son las culpables del mecanismo de  nuestros sueños y de nuestras pesadillas. En el cosmos, la materia negra es la esperanza que lucha para que el vacío no sea sólo eso, sino otro montón de cosas que no podemos, ni podremos ver nunca, pero que están allí, amalgamando los astros y los cuerpos celestes. En este proceso, la simpatía es un elemento esencial para sublimar la destrucción de lo inmóvil, de lo desconocido. Parece ser que en el universo nada se destruye, pero cuando se transforma en otra cosa, ¿cómo lo hace exactamente? ¿qué forma adopta? ¿qué es lo que guía a la materia en su violenta explosión? ¿cuál es el rateo que deja en nosotros aquello que muta? La visión del artista no deja ilesa a la roca ni al cielo y se entromete en todo tipo de grietas, ahondando en el sentimiento que posee una brizna de hierba o una ilusoria lata de Cocacola. Todas nuestras sensaciones son esperanzas de activar aquello que nos configura originalmente, que nos pone en contacto con la cadena infinita y misteriosa a la que pertenecemos. En nuestro interior existe materia oscura que, al igual que la del firmamento, nos es imposible de entender. Así, en vez de abrirnos en canal como a los terneros de Rembrandt, los artistas utilizan sus ojos para dividir la materia en busca del tesoro que gobierna y compone el universo.
Los elementos que contiene el cosmos esconden en su interior las marcas del misterio donde nacen las ideas y los enigmas. Todos estamos marcados por el influjo de los movimientos, de la excentricidad, de las extrañas cualidades de la Naturaleza. Todo parece tener una apariencia, pero los ojos dirigidos por la simpatía, hacen explotar las superficies a cañonazo limpio, y consiguen abrir huecos de consciencia y linea, de absurdo y estupefacción. El ojo, después de destruir, reconstruye los paradigmas creando paradojas o lugares aún más lejanos si cabe. Finalmente, el ojo consigue hacernos retornar a las estrellas, para que recordemos las sensaciones que también nosotros llevamos dentro desde hace  tantos millones de años, cuando no éramos más que una mota de polvo que flotaba en algún lugar de otro brillante universo.



                     






EL CAER DE LOS ÁRBOLES



EL CAER DE LOS
ÁRBOLES

(series de sucesos fantásticos)






[ texto I ]



Una moneda con el rostro de Dante. Libros de batallas y hombres prehistóricos.
Una obligación: tener hijos, jugar con ellos, educarlos. Me duelen los huesos al
levantarme, tanto que no puedo levantarme y por eso te digo: ahora que no soy
nada y ni siquiera la invisibilidad me sirve sin voz, sin piel, sin excusas de nin-
gún tipo, ahora que ya no puedo convertirme en pájaro para mirarme las manos,
te digo: hay gente en la noche que le dices lo que tienes y se hace la tonta co-
mo si no te entendiese, como si realmente, te quisiese engañar. Cogen el
dinero y se van felices, aunque saben que no eres idiota del todo. Te digo:
el mundo se acaba riendo de nosotros, pues no dejamos de hacer el ridículo 
o el burro y eso basta. No me preguntes más cosas de las que no puedo de-
cirte nada.
Te digo: nuestra finitud hace terca nuestra mente, huérfano a nuestro espíritu.
La vida inexpresable exige ser expuesta aunque sea así, sin ojos, infinita, in-
comprensible. Te digo: el río invita a llenar las zanjas en el campo, para ver
si de una vez por todas, crece algo de alguna forma imposible (otra de otras
muchas posibilidades, pero en todo caso, una).
La excavación subterránea que representa esta lucha a sabiendas del fra-
caso, de situar las cosas, de transmutarlas, de negarlas, de dormir con ellas,
de decir eso se llama así, eso ya no se llama así, eso no sé como se llama,
eso no tiene nombre. Te digo: pues si todo lenguaje es insuficiente y una
pequeña partícula puede atravesar el cosmos para poder, finalmente, ocupar
un lugar, entonces tendrá que existir inevitable, una actitud llena de abono,
rico y pestilente, esperando que caiga una roca enorme, venida de quién sabe
dónde, para hacer quién sabe qué, encima de nuestro cogote.







RESISTENCIA AL PASADO (1)  / OLVIDO (2)



[ texto II ]




Como cuando tengo hambre y bebo cuando estoy seco
y esto me deja más desconectado, más longitudinal, por que
realmente, ¿dónde existes? solían decir algunas cosas, pero
en la mano residía el paraíso, aunque algunos venían diciendo
por ahí que eso no les interesaba y cosas así. Hacía lo
que quería sin tenerme en cuenta; mirando los pies a los demás,
también veía los míos, veía cómo el agua no se detiene y enton-
ces: he aquí la vía, no imitar sino significar. Proponer vistas, deci-
dir vistas, residir en vistas con algo de fight sobre uno mismo sin recono-
cer la cara después de la pelea,

- vaya paliza, amigo
- soy algún tipo de animal

Hubo una época. Luego hubo otras.
Han prevalecido placeres allí donde están los huesos.

Sin otro placer bastaría.

Por fin, una ocasión para volver a casa.





EL HIERRO INTENTANDO SER LA TRAICIÓN
EN LA MENTE DE UN NIÑO 








                                                                                MONUMENTO A LEE HARVEY OSWALD








RUTA DE ÁTOMOS EN DIRECCIÓN OPUESTA





POSICIÓN PRIVILEGIADA (RUTA II)









DESCUBRIMIENTO SUCESIVO DE UN ÁRBOL INTENTANDO APARECER EN LA NADA 
             (4 MOVIMIENTOS)               












EL ESFUERZO Y LA VOLUNTAD DE CRUZAR LA META




VAGABUNDO AZUL








VAGABUNDO 
AZUL





¿Qué haremos a partir de ahora?
azul, azul, azul


Trasladarse de un lugar a otro es despegar, alejándose sin tocar el suelo, oscilar entre un origen físico y un segundo -o un tercero- muy distinto, donde la forma de conocer torna en una estructura diferente y donde la sucesión lineal cesa, para significar una sola cosa que representa tu propio movimiento en el espacio. El desplazamiento de la materia es uno de los misterios de la realidad, uno de los signos ocultos que persiguió el hombre desde la era estoica, donde el lenguaje aún era ternario. 
La consecuencia histórica y social ha llevado al hombre, no sólo a una estabilización de los conceptos y del lenguaje, sino a un estatismo vital que resume la vida en la tierra a un encierro voluntario y pasivo; debemos dar la vuelta al cerebro, debemos sorber la materia gris y escupirla al aire a 200 Km por hora. El cuerpo está pensado -si algo puede ser pensado en su principio- para ser libre y marchar hacia donde pueda serlo, y para eso se ha  compuesto de manos y pies, con los que se puede galopar de aquí a Siberia como un auténtico leopardo; si no lo hacemos es porque no creemos en poder hacerlo. El lenguaje nos estructura el tipo de decisiones que tomamos cada día. Si no dejamos libre a ese lenguaje, quedará estático y obsoleto, obligándonos a pensar en términos como dificultad, imposibilidad, limites, sufrimiento. Por esta razón, el hombre debe volver a aprender el significado atribuido a las cosas para que se despierte en él ese instinto perdido que tiene que ver tanto con el horizonte y el más allá. Dejar a un lado las necesidades impuestas y proponerse partir hacia un destino lejano, es todo lo que el hombre ha hecho desde sus orígenes: buscar un lugar que no existe, que sólo se imagina. El cambio, la novedad del nuevo paso, del nuevo paisaje, de la otra imagen, es tan importante para destruir la imposición mental que se ha generado mediante el lenguaje simbólico y representativo, y es tan connatural al espíritu del hombre - que se ha querido reducir a algo meramente esotérico- que aunque sea mediante un color, debemos intentar retomarlo.

Yo entiendo ese élan vital como el color azul y las formas que éste conlleva en su naturaleza abstracta y diletante. Defino al azul como un paseo o una carrera, como a una experiencia viva en el infinito donde las cosas ocurren y desaparecen. El azul, en mis manos, es una visión profética del hoy y del Nunca Jamás, es un ring de force donde se libra la eterna lucha del misterio, una adivinación en forma de árbol, un rostro nacido en la tempestad, un cerrar los ojos, una carretera, un bosque, un pájaro... un organismo que evoluciona en sus trazos de una manera orgánica, emparentada a las estructuras seriales de Fibonacci, obsesionado con las ramas de los árboles.

Finalmente, un árbol azul que reluce dentro de mi mente y que guía el espíritu más allá del conocimiento.









LESPANA POLERMO



LESPANA
POLERMO

(el arte del retrato)




El concepto del retrato se queda paticorto, hombrilargo, demente, jorobado y pechihundido cuando no le dejan crecer y le encierran de por vida en ese escenario de representación clásica que eligieron un día para él. El trazo mismo ha decidido su lucha irracional por ser representado en sí mismo y su ego ha quedado marcado por el signo de la anarquía. Cada pincelada de los cuadros clásicos ha rehuido de su destino y ha intentado escribir su propia historia. Los trazos han rechazado los nombres y han expulsado a los autores fuera de su territorio. Hoy nadie puede intentar someterlos, han tomado el mando sin ningún tipo de objetivo concreto, extendiéndose sobre la superficie para ser libres de una vez y no estar encerrados en el feo rostro de Carlos II o en las melenas de Durero. Se han emancipado del bloque para ser formas vagabundas que yerran por espacios desconocidos, practicando el ejercicio vital de su naturaleza. Toda la historia de la pintura ha sido una celda de tortura donde se les ha obligado a admitir gestos y posturas artificiosas, disimulos, muecas bobas, humillaciones, delitos. La pintura fue secuestrada por el poder y sus caprichos, representando mundos muy concretos, repetidos, geométricos. Los autores se convencieron de sus reglas, como si la pintura en sí las tuviera; es como obligar a una nube a adoptar una forma de árbol y viceversa. Sólo ciertas materias pueden decidir dichas cosas: la temperatura, la densidad, la velocidad del viento, la luz, la noche, la textura, la imperfección, la levedad, la evaporación, la gravedad o el azar. Entregarse a la confusión de éste último, es reconocer la traición de la mano, negar sus supuesto saber. En la mano también hay un cerebro que es peligroso, un cerebro que como Carlos V quisiera dominar el mundo, pero el mundo es imposible de conquistar sin entender cuál es su retrato. Imagino que los reyes occidentales contemplaban sus pinacotecas como si fueran una güija. No querían fallar, deseaban desvelar los secretos de sus antepasados y llegado un momento, creían entender en la racionalidad de sus trazos, que el mundo era aprehensible fácilmente. Pero el mundo es la realidad y la realidad se escapa. Los trazos han escapado para hablarnos de ello, para profetizar los nuevos tiempos que se acercan y liberar la estúpida mirada del rey estupefacto, engañada en la falsa ilusión de las formas. 



















MAPAS




MAPAS






La cartografía aporta todas las posibilidades en materia de sentido y dirección que pueden realizarse en un espacio concreto; la paradoja radica en que es algo inasumible para la percepción humana. A parte de esa recreación mental, de esa insuficiente capacidad para abarcar las extensiones como un todo, el mapa como objeto, se transforma en un esquema de formas y lineas que construyen nuevos lugares, tan abstractos como una imagen en sí misma.










DESIERTO PERFECTO




DESIERTO
PERFECTO