La más elevada, así como la más baja forma de crítica es una forma de autobiografía. OSCAR WILDE

ÁRBOL: GALACTOPOIÉTICA DE LA PRESENCIA





ÁRBOL: GALACTOPOIÉTICA 
DE LA PRESENCIA




La oscuridad hace regalos sin compromiso. Un regalo hecho sin interés es todo un sacrificio y un sacrificio es una forma de creación. Ciertas estructuras se erigen violentamente desde lo más profundo del magma, floreciendo en las sombras, cuando las esferas de luz flotan en la gravedad. Cada una de esas esferas comprende una cantidad tal de puntos que, si intentásemos calcular su densidad o su número, sólo daríamos pasos hacia atrás. La materia oscura nunca podrá ser entendida hasta que se parta de su verdadero origen: los árboles llevan muchos más siglos aquí que cualquier ser que se precie. Debido a su experiencia (aunque ellos mismos la niegan) han desarrollado una pericia fuera de lo común y cuando abren los ojos, derraman oscuridad. Ciertamente la oscuridad es distinta a la luz, pero no es su contrario sino su igual, brillando en otra dimensión. Sé que el escepticismo ronda a las ideas, desmontando este tipo de explicaciones: esto no es una teoría, sino un experimento de consecuencias aún incalculables. Cada árbol es una ausencia resuelta por la noche, el eslabón de una cadena irrompible que no para de crecer. Un árbol sólo tiene una función en su existencia: ocupar el máximo lugar posible de la manera más óptima. Por ello, cada árbol es un intento sublime de perfección, de invasión masiva de la materia con una intención estética y transformadora. Toda la oscuridad que se genera al abrirse los ojos de un bosque, ciega al día y pone en duda al sol; si no hubiese árboles, no podría haber misterio y todo se agotaría bajo rayos ultravioleta. Dicen que a veces recibimos rayos que vienen de galaxias infinitas, de otros universos incluso, pero que no podemos percibirlas por que no somos árboles. Quizá esta pequeña nota no aclare nada, pero cuando uno se pierde en un bosque invadido de esferas plateadas que flotan como nubes, iluminando construcciones y presencias a las que podríamos llamar árboles, uno se plantea de qué está compuesta la oscuridad, a qué imita, por qué no podemos verla con nuestros ojos tridimensionales.