SETENTA MIL METROS
(parques mentales)
La diversión no tiene límites, sobretodo cuando una lechuza se te posa en las nubes, justo cuando atraviesas sus manos. Los macacos van a conquistar el mundo, coronados con sus yelmos, disfrutando de toda la superficialidad humana. Nadie nota la mutación, pues son monos hábiles que andan a cuatro patas, hartos de paleontólogos y reyes. Se están comiendo vuestros sesos con carbonara, sin que nadie se percate, explorando la selva a machetazos, tirándose pedos en los nidos de las palmeras, para que los cocos, en vez de semen, den de una vez leche de cabra. Los macacos son así, andan a través de túneles y guillotinan a Luis XVI cada mañana. Sin avisar, se te meten en el desayuno o en la cama y te hacen cosquillas en los sobacos y se pierden por tus venas sólo por entretenerse; han entendido que el espectáculo es la vía más sencilla para acabar con la raza humana. Están recolectando calaveras para hacerse un telescopio y ver cada poro de tu piel, para transformarlo e hipnotizarte. Son crueles, brutales y risueños. Apenas comprenden la misericordia. Confunden unas formas con otras y las retuercen de una manera exacta hasta que el arcoiris se queda mudo y ya nadie lo entiende. Han robado los tesoros del color y ahora los utilizan a su gusto; en sueños, gritan sin parar que se comen tu corazón y persisten en el sentimiento de triunfar de forma subterránea. No es fácil detectarlos pues son como un virus en el estómago; la gente compra píldoras para aturdirlos, pero lo único que hacen es enfadarlos más aún; son terribles cuando entran en cólera y usan las caracolas para escuchar al futuro. Nadie se imagina su violencia silenciosa, su obsesión por la figuras, su lucha encarnizada contra todo lo humano. Comen bíblias en el almuerzo y coranes para desayunar; de hecho, hay quien dice que son capaces de zamparse una enciclopedia completa de botánica y ornitología con una digestión perfecta. Tienen un mapa hecho de agua donde apuntan su siguiente paso. No se conocen sus verdaderas intenciones, pero si te fijas en los detalles, empezarás a ver que todo está empezando a cambiar como si un siglo fantástico estuviera apunto de explotarte en la cara, tal que un enorme pastel de cumpleaños con una puta preparada para dar la sorpresa.